España se dirige a un parlamento fragmentado tras unas tensas elecciones

Los datos provisionales de las elecciones generales del domingo en España apuntaban a un resultado inconcluso, aunque las fuerzas de izquierda estarían más cerca de una mayoría parlamentaria que el bloque de derechas, fragmentado por el auge del partido de extrema derecha Vox.

Los socialistas del presidente saliente, Pedro Sánchez, lograrían 126 escaños con más del 50 por ciento del voto escrutado, resultado todavía muy lejano de la mayoría absoluta de 176 asientos, abriendo un escenario de meses de negociaciones para formar gobierno en una cámara muy fragmentada.

Los españoles votaron con participación cercana al récord en las elecciones más disputadas del país en décadas y que previsiblemente darán un acceso claro al Parlamento a la ultraderecha por primera vez desde el final de la dictadura de Francisco Franco.

“Igual que pasó con Ciudadanos y con Podemos, que no existían y que de repente tienen una resultado espectacular. Vox es sin duda alguna hoy uno de los ganadores de la noche”, dijo Narciso Michavila, jefe del grupo de encuestas GAD3.

En unos comicios más dominados por los valores y la identidad nacional que por la economía, la campaña de Vox estuvo marcada por una apelación apasionada a la historia, las tradiciones y la supervivencia de España como nación.

Cabe señalar que los primeros escrutinios provisionales provienen de localidades más pequeñas y no necesariamente reflejan el resultado final.

Estos datos provisionales dan 21 escaños a Vox, un partido joven que no tenía representación en la asamblea nacional, Cientos de personas reunidas en las afueras de su sede en Madrid lanzaban vítores y ondeaban banderas españolas.

“Nos decían que era imposible llegar hasta aquí y lo hemos hecho”, dijo antes las cámaras de televisión Rocío Monasterio, una de las dirigentes de Vox, desde el lugar de la celebración.

Son las terceras elecciones generales en cuatro años. Las dos anteriores disolvieron el dominio que ejercieron durante décadas los dos grandes partidos tradicionales, PSOE y PP, y no cabe descartar una repetición de los comicios.

Un voto fragmentado sucedido de largas negociaciones para formar gobierno se está convirtiendo en algo recurrente en la política europea, ya que los votantes rechazan los partidos tradicionales en favor de nuevos grupos, a menudo en los extremos del espectro político.